Un Sábado de otoño, el cielo nublado y posibilidad de lluvia, así comenzaba el día de la boda de Ana y Eduardo, una pareja que nos ganó el corazón desde el primer momento.
Fueron pasando las horas y las nubes desaparecieron para dejar salir el sol y poder disfrutar de una boda maravillosa.
Olivo, eucalipto, terciopelo y tonos otoñales para decorar uno de los días más importantes de sus vidas, un día que no olivarán nunca ya que estuvo lleno de mucha emoción, momentos bonitos y divertidos pero sobre todo MUCHO AMOR.