Cada boda que organizo y diseño es especial para mi, y os puedo prometer que en todas me emociono y suelto alguna lagrimilla, pero la boda de Sergio y Lorena fue sencillamente única.
Supongo que os preguntaréis el porqué, lo primero porque son una pareja entrañable que se hacen querer y porque los conozco casi desde que nacieron. Son una pareja de esas que a veces dan envidia, envidia sana, llevan toda la vida juntos y desprenden, complicidad, sinceridad, respeto y sobre todo mucho AMOR. Por eso, al repasar las fotografías de esta boda, me he vuelto a emocionar recordando esa preciosa ceremonia que fue un «mar de lágrimas».
Por supuesto fue una boda cargada de detalles bonitos, tan bonitos como lo son ellos, por dentro y por fuera, una boda donde la delicadeza, el aroma y la sensibilidad de las flores nos inspiraron para decorar Finca Santa Ana.
Espero que os guste tanto como a mi, cada uno de los detalles que hicieron que este día fuese único.